Rodeado de montañas y junto al río Noguera Ribagorcana, el Monasterio de Alaó (o Alaón), en Sopeira, es una pequeña joya del románico (con orígenes visigodos) muchas veces desconocida para el viajero a pesar de sus notables características arquitectónicas y su buen estado de conservación. Construido con bloques de piedra de cantería bien cortados presentando muros lisos y uniformes, este monasterio fue fundado en el siglo IX y devastado a finales del siglo X en una razzia musulmana. Aproximadamente un siglo después, en el año 1078, el obispo de Roda, Ramón Dalmaz, restauraba la comunidad de monjes iniciándose la actual construcción que se consagró en 1123. Es en este momento de inicios del XII cuando Alaó tiene su momento de esplendor, dependiendo del mismo muchos de los templos circundantes, que en ocasiones siguen su estética edificativa (Ardanué, Turbiné, Villarué..). Uno de los detalles más interesantes de esta sobria y magnífica obra del románico Lombardo ribagorzano es su mestizaje con el románico jaqués, como queda evidenciado en su portada meridional con arco formado por taqueado jaqués y un crismón. También existen frisos ajedrezados entre la cornisa y las bandas de arquillos lomabardos de los ábsides. El estado de conservación del monasterio es, en general bueno, y se puede admirar su iglesia de estilo románico consagrada por el obispo de Roda en el año 1123. La planta está formada por tres naves: la central con bóveda de cañón y las laterales con bóveda de arista. Santa Maria de Alaó mantuvo una vida monástica hasta la desamortización de Mendizábal en 1836, tras la que pasó a ser iglesia parroquial de Sopeira. Durante la guerra civil española sufrió un incendio que destruyó parte del monasterio y sus bienes. No obstante, el monasterio fue restaurado años más tarde.
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